La parte divertida de ser mamá

La parte divertida de ser mamá

Cuando yo estaba pequeña yo pensaba que mis padres y mis tías eran las personas más cool del mundo, mi mamá llegaba del trabajo a jugar conmigo, si estábamos en el parque en casa de mi abuela ella se quitaba los zapatos y jugaba con nosotros, mi tía era la que planificaba como íbamos a saltar de una cama a la otra hasta que un día papi la encontró en pleno vuelo y nos dió un discurso a todos de porque no saltar en la cama (el mismo discurso que hoy le paso a mi hija), mi papá siempre jugaba con nosotros, nuestros fines de semana siempre estaban cargados de actividades para la familia, para mi la maternidad era súper divertida, yo soñaba con ser mamá.

Ser madre me llena de muchísima felicidad, yo a mis hijas, son mi corazón, pero siendo honesta, a veces ser mamá el día entero es mucho, necesito un tiempo fuera, desde que Eva tenía 1 año yo me encargaba de todos los fines de semana sacarla a un lugar nuevo, los días de semana yo llegaba a jugar con ella, después de ella dormirse entonces yo hacía lo demás.

Cuando mi papá se enfermó, ser mamá se volvió mucho, porque yo llegaba a cuidar a mi papá, pero mi hija de 3 años no entendía porque yo no jugaba igual o no salíamos el día entero los fines de semana, las salidas se volvieron más cortas y 2 meses después de papi fallecer, llego el COVID.

El estar encerrada en casa con mi hija me devolvió la diversión de ser mamá, de jugar, de crear, de usar nuestra imaginación porque no teníamos más nada que hacer, yo me disfruto llevar a mis hijas a los eventos, verlas en sus clases, acompañarlas en las aventuras, no estoy en ese estrés de las malas noches pero me encuentro en un estado más disfrutar este momento y el ahora porque es verdad que esto pasa muy rápido.

Estar en casa me ha permitido aún disfrutarlas más, tantas cosas nuevas, tantas etapas, he podido ser parte de momentos que antes sólo los veía en videos y me lamentaba por no lograrlo, mis hijas me han permitido poder trabajar en mi sueño y esforzarme al máximo para lograrlo.

Aprendí a no tomarme las cosas tan en serio, a cogerlo un día a la vez y a disfrutar, valorar y apreciar cada día que tengo con mis hijas. Porque al final, cuando mañana sean mujeres viejas, recordarán todos esos momentos que yo hoy recuerdo con mis padres, nuestro amor y nuestra compañía es lo único que se queda con ellos.

Creo que ese fue uno de los mejores legados que me dejó mi papá.

Gracias por leerme,